lunes, 11 de junio de 2012

30-05-2011 Ruta Logrosán - Guadalupe - Logrosán por el Camino Natural de las Villuercas (GR-116)


La Ruta parte de la estación de ferrocarril abandonada de Logrosán. Para llegar hasta allí preguntar por la carretera de Berzocana y una vez en esta carretera, a poca distancia se encuentra el desvío hacia la estación. De ésta parte tambien la Via Verde del Guadiana hacia Villanueva de la Serena.
Nosotros lo haremos en el sentido contrario, siguiendo lo Camino Natural de las Villuercas (GR-113) hasta Guadalupe.
La mañana amenazaba lluvia pero la temperatura era muy agradable, y comenzamos a rodar poco antes de las ocho de la mañana.


El camino al principio es bastante llano y cómodo de rodar, rodeados de abundante vegetación, entre vallas de piedra, en  buen estado salvo charco en el que clavé la rueda delantera y casi salgo por encima de la bici creyendo que era menos profundo.





Después comienza un continuo sube-baja que acerca el camino hasta la carretera Ex-102, donde hacemos una pequeña parada.


 

 El camino continua paralelo a la carretera y comienza a subir poco a poco, dejando al lado izquierdo las naves de un polígono industrial, tras el cual tenemos que cruzar la carretera para seguir el camino, a la altura de un paso peatonal elevado.
Decidimos subir por carretera hasta Cañamero. Es un tramo corto y con una pendiente suave, desde el que se tiene una buena vista de la Sierra del Pimpollar a la derecha y de la Sierra de Guadalupe a la izquierda.



Llegamos a Cañamero sobre las nueve y cuarto. En la fuente que se encuentra en la travesía rellenamos los bidones con un agua muy fresquita y compramos algo de comida.


 Continuamos por carretera atravesando el pueblo y a la salida comienza una bajada hasta que poco después nos desviamos a la derecha a la altura de un puente sobre el Rio Ruecas, donde nos unimos de nuevo a la ruta señalizada. Disfrutamos de un agradable paseo al lado del río pasando al lado de varias casas en las quevarios mastines no dejan de ladrar. De nuevo volvemos a cruzar el rio y nos paramos de nuevo a contemplar el hermoso paisaje.






Un pequeño paseo nos separa de la Ermita de la Virgen de Belén.
A partir de aquí el camino empieza a picar siempre hacia arriba en busca del Puerto de Puertollano. Después de un primer tramo cómodo empieza a complicarse con la pendiente y algunos tramos con mucha piedra suelta, gracias a los quads y las motos, que lo hacen incómodo. 



El peor tramo se encuentra al final, antes de coronar el Puerto de Puertollano, pero merece la pena por las buenas vistas que nos ofrece.


Por fin, ya estamos arriba.


La ruta continua al otro lado de la carretera. Actualmente no hay que cruzarla ya que han construido un paso subterraneo por debajo.
Continuamos por una buena pista, observando a nuestra izquierda, en el fondo del barranco un antigua apeadero de ferrocarril.

 
Continuamos por la pista hasta una bifurcación. De frente por una subida bastante empinada o por la izquierda por un recorrido más cómodo. La ruta está señalizada para seguir el camino de frente y por allí continuamos, por un continuo sube-baja con subidas y bajadas pronunciadas hasta el Rio Silvadillos que se salva por un puente de madera, que forma parte de una pequeña area de descanso de la ruta.



Continuamos la ruta, hasta que tras una bajada pronunciada, se encuentra otra bifurcación, que si se vá muy deprisa, es facil pasarsela de largo. Nosotros nos la pasamos pero, por suerte nos dimos pronto cuenta del error y retrocedimos. En esa bifurcación si continuamos de frente vamos hacía Alía y si nos desviamos a la izquierda vamos hacia Guadalupe. Dicho y hecho nos desviamos a la izquierda y comenzamos una fuerte subida que después se torna en un camino más cómodo y agradable, rodeado de una dehesa de encinas.





Ya desde lo alto y antes de iniciar una bajada, tenemos una bonita panorámica de Guadalupe, con el puente de la vía en primer plano.



Este camino termina en una bajada, donde nos encontramos con un rebaño de cabras, y que desemboca una rotonda.


Al llegar a la rotonda el camino está bien señalizado, siguiendo el trazado de la antigua carretera de acceso a Guadalupe, paralelo a ella y cruzándola con cuidado de un lado a otro, disfrutando de un bonito paseo con merendero a la orilla del río Guadalupejo.






Después del merendero continuamos por carretera en subida hasta Guadalupe haciendo otro pequeño alto en el camino, para contemplar otra panorámica más cercana de la Villa.


Continuamos subiendo y por fin llegamos a Guadalupe. Hacemos acopio de comida, morcilla de Guadalupe incluida y de agua muy fresquita en la fuente frente al monasterio.


Después de un pequeño descanso comenzamos el camino de vuelta.
Lo primero, parada en el merendero que dejamos antes de llegar a Guadalupe, donde dimos cuenta de la morcilla y descansamos un rato para digerirla.
Seguimos camino, y después de la rotonda comenzamos a subir. Al llegar a lo alto, pinchazo. Tardamos poco en cambiar la cámara y seguimos por la dehesa de encinas, bajando a continuación hasta la bifurcación de Alía. Nueva subida y al llegar al alto divisamos por Cañamero el cielo bastante oscuro y con ganas de soltar agua.



Dicho y hecho, llegando al puente de madera sobre el Rio Silvadillo, empiezan a caer las primeras gotas, que despues se torna en un diluvio. Debajo del puente hay poca protección y te mojas más que al aire libre, y decidimos ponernos los impermeables y seguir. Y así bajo el aguacero continuamos camino hacia el Puerto de Puertollano pero por otra ruta distinta, con menos pendientes. Aún así se hace fatigoso pedalear por una pista de barro arcilloso que hace bastante dificil y cansado el pedalear, y el consiguiente peligro de resbalarte y caer por el barranco que teníamos a nuestra derecha.
Poco a poco llegamos al puerto, y ante el riesgo de caer sobre piedras en el camino de bajada desde alí hasta la ermita de de la Virgen de Belén, optamos por hacer la bajada por carretera. Y así por carretera continuamos, haciendo antes una parada en la Fuente de la Cofradía para reponer agua y quitarle un poco el pegajoso barro arcilloso a las bicicletas.
Desde el puerto había dejado de llover y cuando circulamos de nuevo por el camino tras la ermita, ya estamos prácticamente secos, gracias al aire en la bajada.
El resto del camino lo hacemos por la misma ruta de ida, con muy buen tiempo, entre encinas y observando a una perdiz con sus perdigones.
 
Perfil Logrosán a Guadalupe



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