domingo, 7 de septiembre de 2014

17-12-2012 Logrosán-Guadalupe (Día 3 Camino Romano de peregrinación a Guadalupe)

Última jornada de pedaleo. Después de una noche pasada por agua, amanece nublado y amenazante. Lo zona es propicia para lluvias, por lo que desde un principio nos concienciamos sobre una posible ruta bajo el agua.
Después del desayuno comenzamos ruta desde el hostal, y tras dejar la carretera a Berzocana, en la estación de Logrosán, tomamos el Camino Natural de las Villuercas, cuyas excelentes indicaciones seguiremos hasta Guadalupe.


 El cauce de los pequeños arroyos que atraviesan la ruta está a rebosar, por lo que hay que tomárselo con tranquilidad.


El paisaje en esta zona es precioso y las vistas que regala son impresionantes. Un continuo sube baja nos lleva a una empinada subida por un polígono industrial de la localidad de Cañamero.


















Una subida más leve por carretera nos lleva hasta Cañamero, donde hacemos acopio de agua en la fuente, que además es lugar de reunión de los mayores del lugar. Un supermercado nos surte además de comida para el resto del viaje.



Abandonamos Cañamero siguiendo la carretera a la derecha del Río Ruecas, hasta abandonarla un poco más adelante y comenzar a circular a la izquierda del río hasta sobrepasarlo nuevamente al otro margen, hasta llegar a la Ermita de la Virgen de Belén.







Un comodo sube-baja nos lleva poco a poco hacia la subida hacia el Puerto de Puertollano, primero por un buen firme, que poco a poco se va degradando hasta una pista con más desnivel y bastantes piedras que obligan a bajarse y empujar. Al final el esfuerzo se ve recompensado y llegamos a lo más alto del puerto.












Tras pasar por debajo la carretera EX-116 a través de un tunel, damos cuenta de las viandas que compramos en Cañamero.




Tras el refrigerio continuamos la ruta por una cómoda pista llena de madroños y desde la que se observa otra antigua estación de ferrocarril abandonada.




Una subida en zigzag...



... y un camino con tendencia cada vez más acusada a la bajada nos lleva hasta el Río Silvadillo, en cuyas orillas se ha ubicado un área de descanso, es un lugar privilegiado por la naturaleza donde merece la pena hacer una parada.










Tras una cómoda subida, una pronunciada bajada nos lleva a un desvio a la altura de un panel informativo, el cual se facil pasar indavertido. En este desvío se bifurca el camino; de frente seguimos hacia Alía y a la izquierda hacia Guadalupe.










Tomamos pues el desvio a la izquierda y por una cuesta empinada y pedregosa que nos obliga de nuevo a empujar las bicicletas, llegamos a una zona llana rodeados de una bonita dehesa.








Y por fin, a lo lejos, divisamos Guadalupe.






 Una pronunciada bajada nos lleva a una rotonda tematizada en la carretera EX-102.





A partir de aquí abandonamos los caminos y lo poco que queda de ruta será sobre asfalto. Por una carretera estrecha y con poco tráfico continuamos un agradable paseo a la orilla de un arroyo, pasando por debajo de una impresionante obra de la antigua línea de ferrocarril.





Tras una cerrada curva a la derecha, una última pendiente nos lleva a un mirador en las mismas puertas de la localidad.




Un último esfuerzo nos lleva a traves del callejero urbano, pasando al lado de la Hospedería del Monasterio.




Últimas pedaladas y llegamos a nuestro destino. Tras una breve visita, degustamos unas morcillas de Guadalupe regadas con unas cervezas bien frías, que nos hemos ganado sin duda. Bonita ruta y en el que la meteorología, sin duda, nos ha acompañado durante todo el recorrido.








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