Después de una bonita ruta de senderismo por la Garganta de los Infiernos, en el único día que no ha llovido, iniciamos una ruta bastante asequible por tierras de regadío de la provincia de Badajoz, muy próximas al limite con la provincia de Cáceres.
El día amanece amenazante de lluvia, y así es, cuando llegamos a Puebla de Alcollarín y bajamos las bicicletas del vehículo, comienza a llover de forma intermitente.
Salimos desde la plaza de Puebla de Alcollarín y por el Camino de Rena, tras cruzar el Río Alcollarín, llegamos a Villar de Rena.
Un breve paseo por las calles de la localidad nos lleva a la única dificultad de la ruta, una breve subida por las estribaciones de la Sierra del Villar, tras pasar el cementerio, con un buén camino de subida, pero bastante pedregoso y mojado en la bajada.
Llegando a Rena.
A la salida de rena el track del gps nos lleva a la orilla del Río Ruecas, y no encontrando ningún lugar por el que atravesarlo volvemos hacia atrás, cruzando el río por un puente de la carretera EX-354, la cual abandonamos rápidamente a la izquierda para seguir la ruta, por un camino asfaltado paralelo a un canal de riego y donde vemos los frutales en flor que dan nombre a la ruta.
Circulando paralelo a la carretera N-430 divisamos el Castillo de la Encomienda. El castillo actual fue construido por la orden de Alcántara sobre las
ruinas del castillo musulmán de Mojáfar, convirtiéndose en sede de una
Encomienda y residencia de los Comendadores de la Orden de Alcántara,
además de centro administrativo y custodio de las riquezas de la zona,
sindo así un buen ejemplo de castillo edificado para garantizar el
aprovechamiento económico de una zona.
Continuamos ruta pasando al lado de varios viveros, llegando a Valdivia, tras atravesar la N-430.
Tras una breve parada en Valdivia, atravesamos con cuidado de nuevo la N-430, en busca del Río Gargáligas, circulando paralelo a este y observando varias bandadas de grullas.
Tras pasar de largo la localidad de Gargáligas, tras una pequeña subida llegamos a un alto, desde que observamos las superficies de cultivo anegadas por la lluvia y por la suelta de agua de los pantanos.
El camino de servicio de un canal de riego nos lleva a Zurbarán, y otro camino de servicio nos lleva a El Torviscal. Tras un breve trayecto por la Via Verde de las Vegas del Guadiana, nos desviamos hacia Palazuelo, en cuya entrada vemos uno de los carteles informativos de la ruta.
Desde aquí, unos cómodos siete kilómetros nos llevan al punto de inicio y fin de la ruta.
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