martes, 7 de enero de 2014

17-04-2012. Camino de Santiago-Vía de la Plata. El Cubo de la Tierra del Vino-Fontanillas de Castro.

Mañana fresquita, guantes de invierno y en marcha al amanecer. A la salida del pueblo, tras cruzar el puente sobre el Arroyo de San Cristobal, dejamos el asfalto en busca de las vias del tren, las cuales nos acompañan durante los primeros cinco kilómetros.


Finalemente nos alejamos de las vías para adentrarnos por pistas rodeadas de campos de cereales.



Tramos rectos y monótonos surgidos de la concentración parcelaria, hasta que el terreno comienza a descender llevándonos hasta Villanueva de Campeán, donde un curioso monolito nos da la bienvenida, mientras vamos sobrepasando a peregrinos a pie.






Continuando por largas y rectas pistas, dejando a un lado el pueblo de San Marcial, llegamos a un lugar del camino donde se alza una curiosa construcción, formada por tres monolitos y un pozo con la inscripción "Brocal de las Promesas".









Y así, por pistas entramos en el casco urbano de Zamora, hasta el puente medieval sobre el Río Duero.




 Cruzando el puente medieval entramos en el casco histórico, plagado de turistas, donde damos cuenta de un merecido desayuno.






Continuamos visita, pasando por la Catedral y el Castillo, donde de pronto, la rueda trasera de la bici empieza a perder aire, sin que el líquido antipinchazos pueda hacer nada por el tamaño del pinchazo. Toca desmontar alforjas y cambio de cámara, que la parecer se ha rajado porque la banda que rodea el fondo de llanta tenía que haberse cambiado antes de iniciar el camino. Tras un apaño con cinta americana y el cambio de cámara, nos ponemos de nuevo en marcha.






Tras solucionar la incidencia, nos dirigimos en busca de un centro de salud, para que puedan atender a Lola, por un dolor en el cuello que aparece cuando lleva acumulados algunos kilómetros. Tras encontrar un centro sanitario, nos vamos como llegamos, ya que la doctora se niega a atenderla en esos momentos, alegando que no está en la lista de cita previa, que la atenderá al final, aún cuando se le explica la situación por el viaje y que el resto de pacientes no se oponen a que sea atendida en ese momento. Gracias a esa "gran profesional", continuamos viaje, sin atención médica, saliendo de Zamora. Llegamos a Roales del Pan, donde nos recibe un curioso belén a escala natural realizado por un vecino de la localidad.




 Continuando por largas y rectas pistas paralelas a la N-630 y rodeadas de campos de cereales, llegamos a Montamarta.



Al lado de la Iglesia de San Miguel Arcangel, damos cuenta de la comida, mientras nos observa el Zangarrón, una máscara ancestral cuyo papel se encargan de representar los quintos los días de Año Nuevo y Reyes.


A la salida del pueblo tras un tramo de asfalto, transitamos al lado de la cola del Embalse de Ricobayo, y en el que sobre un farallón, a salvo de las aguas, se encuentra la ermita de la Virgen del Castillo. Dejando el asfalto, nos movemos por una zona sembrada de casas de campo, en la que unos perros de considerable tamaño nos hacen pasar un mal rato, mientras disfrutamos de la vista de las ruinas de Castrotorafe.






 Volvemos de nuevo al asfalto de la N-630 y tras sobrepasar por un puente un ramal del embalse, llegamos a Fontanillas de Castro.



Desde la salida de Zamora, el viento ha empezado a soplar en contra con bastante fuerza y además el cielo amenaza lluvia, por lo que decidimos dar por finalizada la jornada en Fontanillas.  Tras preguntar a varios vecinos, localizamos a la persona encargada del albergue, que nos entrega las llaves del mismo, y el cual han habilitado en un local multiusos del ayuntamiento. No es un albergue típico y le falta un poco de mantenimiento, pero es gratuito y teniendo ducha y cama, al peregrino le sobra. Además, al estar nosotros solos en el albergue, lo adecuamos a nuestro gusto y necesidades.




Tras la ducha y colada, paseo por la pequeña localidad zamorana, observando el arcoiris y una bonita puesta de sol.






El cansancio se hace notar y al anochecer nos dirigimos a una estación de servicio cercana, donde en el restaurante, damos cuenta de unas sopas que revitalizan cuerpo y alma antes de ir a la cama.

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