El día amanece lluvioso, pero las nubes se van retirando poco a poco, dejando un buen dia para pedalear.
Por carretera llegamos rápidamente a Bóveda y Vilar de Gomaraite.
Ya por caminos empezamos a recorrer lo que en tiempos fué la Laguna de Antela, desecada en los años 50 para convertirla en tierras de labor. Aunque el terreno es completamente llano, el barro acumulado por la lluvia no permite avanzar comodamente, y tras una larga recta y un desvío llegamos a Bobadela. Un bonito robledal nos lleva hasta Pradoso, donde vemos ya algunos horreos.
Tras Pradoso, un pilón que empantana el camino hace dificil mantenerse sobre la bicicleta, hasta que comenzamos a subir aunque hay que tener cuidado en la bajada entre unos riscos, por donde llegamos a Cima de Vila.
Ha comenzado a nublarse y una ligera pero persistente llovizno nos acompaña a Xunqueira de Ambia, donde sellamos las credenciales en el Ayuntamiento.
A partir de aquí, tras cruzar por un puente romano el Río Armoia, vamos atravesando por carretera un rosario de pequeñas poblaciones, hasta llegar al Polígono Industrial de San Cibrao, donde se ha habilitado un area de descanso para los peregrinos.
A partir de aquí, en un trazado descendente, tras atravesar Seixalbo, entramos en Orense, donde encontramos el albergue en las dependencias del antiguo Convento de San Francisco. Un albergue muy amplio y bien equipado.
Tras la ducha y la comida, visita al casco histórico y nos dirigimos a la Plaza de las Burgas, donde están situadas las Burgas o fuentes termales a 67 grados de temperatura y que se han habilitado para el baño. Nuestro gozo en un pozo, ya que están cerradas el día que llegamos. De vuelta al albergue, parada en un supermercado para comprar la cena, y después de dar cuenta de ésta, a la cama.
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