Comenzamos el día bajando hasta el Río Miño, donde desde el impresionante puente romano de 370 metros de longitud, podemos ademas observar los puentes de Ponte Novo y Ponte de Ribeiriño.
Tras cruzar a la otra orilla, guiados por los azulejos decorados con una vieira que jalonan el suelo, llegamos hasta una estación de servicio donde nos desviamos por la calle Camiño Real. Tras pasar bajo la N-525 comenzamos la subida a la Costiña de Canedo. Un piso empedrado de fuerte pendiente obliga a empujar las bicicletas durante prácticamente todo el tramo de subida, parando a descansar de vez en cuando y admirando la panorámica de Orense. Así llegamos a Cudeiro.
Siguiendo en subida, alternando camino y pista asfaltada llegamos hasta Tamallancos, a la cual entramos por la N-525.
Tras Bouzas, por un camino paralelo a la nacional, llegamos a un bonito puente medieval sobre el Río Barbantiño.
Por camino continuamos hasta Faramontaos, donde, tras un buen trecho por la N-525 lllegamos a Cee; la "Villa del Buen Pan", famosa por su pan moreno. Tras unas compras en un supermercado, llenamos el estómago al lado de una escultura alusiva a tan preciado alimento.
Tras el ágape, continuamos camino, y tras atravesar la Plaza Mayor, a la altura del campo de futbol, nos encontramos con una bifurcación con destino a Castro Dozón. A la derecha por el Monasterio de Oseira y a la izquierda por Piñor. El trazado por el monasterio es más largo y dificil, y a estas alturas de Camino, nos decidimos por la otra opción.
Por carretera secundaria, pasamos por Cotelas, Piñor (donde con cierto repelús observamos varias fábricas de ataudes), Arenteiro con el río homónimo y O Reino, antes de llegar a la N-525.
En la N-525 una señal nos informa de que quedan menos de 70 kilómetros para llegar a Santiago de Compostela.
Ya no dejamos la N-525, y tras pasar el límite con la provincia de Pontevedra, llegamos a Castro Dozón, nuestro destino de hoy.
Las instalaciones del albergue son unos módulos prefabricados, a la espera de la construcción de un nuevo albergue, según afirma la hospitalera. Comodamente nos instalamos en uno de los módulos donde solamente hay otra peregrina. Despues de la ducha y el paseo volvemos al albergue, desatándose un diluvio con viento muy fuerte que nos va a acompañar toda la noche.
Por carretera secundaria, pasamos por Cotelas, Piñor (donde con cierto repelús observamos varias fábricas de ataudes), Arenteiro con el río homónimo y O Reino, antes de llegar a la N-525.
En la N-525 una señal nos informa de que quedan menos de 70 kilómetros para llegar a Santiago de Compostela.
Ya no dejamos la N-525, y tras pasar el límite con la provincia de Pontevedra, llegamos a Castro Dozón, nuestro destino de hoy.
Las instalaciones del albergue son unos módulos prefabricados, a la espera de la construcción de un nuevo albergue, según afirma la hospitalera. Comodamente nos instalamos en uno de los módulos donde solamente hay otra peregrina. Despues de la ducha y el paseo volvemos al albergue, desatándose un diluvio con viento muy fuerte que nos va a acompañar toda la noche.
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